Una boda pasada por agua

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Honestamente nunca pertenecí a esas mujeres que se querían casar. Pero como es la vida, las cosas tienden a suceder un poco diferente a como las planeamos.

Sobre como me propusieron matrimonio ya se los conté en mi primer blog, ahora el turno es para la aventura que fue la boda.

La parte legal de la boda la hicimos al inicio de 2022 en Bucaramanga. Para mi familia y nuestros amigos en Alemania fue imposible ya que fue algo planeado a muy corto plazo. Por esto decidimos planear la gran fiesta más tarde ese mismo año. 

Primero había que revisar para quién era posible venir hasta Colombia para celebrar con nosotros. Igualmente había que pensar qué tipo de boda queríamos.

Ni a mi esposo ni a mí nos gustan las fiestas grandes y pomposas. Queríamos algo sencillo, algo familiar con un toque de encanto. David pensó en una boda en la playa, no hay nada más simple que esto, ¿no? La playa y el sonido del mar ya están allí, faltaría solamente un par de sillas para los invitados y algunas flores para ambientar y listo.

Como yo crecí en la costa en el norte de Alemania, para mi sonaba perfecto. A mí me encanta el sol, el mar, el olor salado y la arena. Pero en mi patria sería imposible casarse en la playa por el clima. Sería muy riesgoso. También en pleno verano puede llover o hacer frío. Algo que sería imposible en el caribe… ¿o sí?

Recordamos que el año anterior conocimos Palomino, un lugar cerca del parque nacional de Tayrona donde había unas playas maravillosas y decidimos hacer una investigación para encontrar un lugar adecuado. Programamos algunas citas para mirarlo personalmente y junto con mis suegros viajamos al caribe. 

Programamos tan solo tres citas, ya que en uno de nuestros lugares favoritos nunca nos contestaron. Después de haber visto el primero ya sabíamos que eso no iba a ser el lugar. Solo había electricidad en la zona de la recepción y eso complicaba las cosas. Curiosamente en camino a nuestra segunda cita, encontramos aquel hotel del cual nunca recibimos respuesta y decidimos conocerlo. Nos gustó de inmediato.

Después visitamos otros dos lugares e incluso hicimos un par de pruebas de donde en la playa se podría hacer la boda, pero la decisión de donde lo haríamos ya estaba tomada. Sería en el segundo lugar y el padre de David sería quien haría la ceremonia. 

La emoción ese día fue tal que enviamos inmediatamente invitaciones a todas las personas que esperábamos ver ese día. “¡Guarden la fecha! – nos casamos el 22 de octubre en el caribe.”

Como queríamos algo sencillo, seguramente no habría mucho que planear. Hicimos una lista sencilla. Necesitamos: algo para comer, música y por supuesto un fotógrafo. Sin embargo la planeación resultó un poco mas complicada de lo que pensábamos.

La parte culinaria es de gran importancia para mí porque soy una cocinera muy apasionada. Cuando visitamos el hotel no probamos ningún plato, por lo que no sabíamos si la comida iba a ser buena o no. Hablábamos con la cocinera y aceptámos su propuesta para el plato de la boda: Ceviche de camarones y róbalo como entrada, una posta negra como plato fuerte y un mousse de maracuyá como postre. Un menú clásico del caribe. 

¿Y la torta de novios? Yo estaba pensando en una torta de mínimo dos pisos. Uno se casa ya solo una vez en la vida. Pero tuve que despedirme de esa idea muy rápido ya que en esa región no es de costumbre y la verdad me suena lógico. ¿Qué pasa con la crema de manteca cuando estás en un clima sobre los 30 grados? No quiero pensar en esto. Entonces no hay torta. Así nos decidimos por un bufé de frutas después de la ceremonia y un par de pasabocas por la noche. 

El resto de la planeación se complicó de alguna manera u otra porque los invitados internacionales necesitaban asistencia. ¿Quién llegará cuando? ¿Quién necesitará un alojamiento? ¿Y de los viajeros que vienen solos, quién va con quién en una habitación? Sin importar cual era el problema, por suerte siempre encontramos una solución.

La música sería una lista creada en spotify y una parte de la decoración la quise hacer a lá DIY (Do it yourself).

Todo marchaba viento en popa.

Y mas rápido de lo esperado se acercó la fecha. Mi familia llegó el 18 de octubre por la noche a Santa Marta, nosotros les seguimos el 19 por la mañana. Mejor si no les dejábamos solos mucho tiempo. Nadie de mi familia habla español y hasta este momento nunca habían estado en Colombia. Iba a ser emocionante. ¿Como les va a gustar? ¿Les va a gustar o va a ser una experiencia con un gran choque cultural?

Nos sorprendimos al llegar al hotel en Santa Marta para saludarles y vimos caras muy contentas. Todos estaban muy emocionados de lo que estaban conociendo, de los colores del caribe, del sol y del calor y también el desayuno les gustó. Simplemente todo iba bien. 

Pasamos dos días juntos en Santa Marta disfrutando el clima. El sol brilló todos los días y hacía mucho calor. Después de los dos días nos fuimos con dirección a Palomino.

Arrendamos un autobús grande y avisamos a nuestros invitados sobre el lugar para recogerlos. Todos llegaron puntuales y comenzamos un viaje que duró dos horas.

No sabíamos que el autobús no tenía aire acondicionado, pero bueno, así fue. Todos sudaban, pero contentos. Bueno tal vez el aguardiente que distribuimos durante el trayecto para aligerar podría ser responsable por eso también. 

Condujimos y condujimos y más o menos a la mitad del trayecto el cielo oscureció y un par de goticas cayeron en los vidrios de las ventanas del autobús justo cuando pasábamos por las plantaciones de banano de la zona, algo que le hizo imaginarse a mi tía que estábamos en medio de Jurasic Park. De pronto empezó a llover duro y más duro. Tanto así que al llegar al hotel parecía que alguien nos había tirado un balde lleno de agua a todos. Yo comencé a sentir una sensación extraña pensando cómo sería el clima el día siguiente que era cuando nos casábamos.

Que podría llover en octubre en el caribe no era un secreto. Eso nos dijeron al visitar el hotel por primera vez,  pero una lluvia así tan fuerte no me podía haber imaginado. Pero bueno, esperemos un ratito -me dije- seguramente solo es un caso excepcional. 

Bienvenidos en el monzón de boda.

Hablamos con el personal del hotel, que nos contó que desde aproximadamente dos semanas hay sol por la mañana y un chaparrón después del almuerzo. Cada día!!!

Eso me asustó mucho, porque habíamos planeado la ceremonia a la hora del atardecer en la playa bajo el cielo abierto, al igual que la cena y la pista de baile. Se necesitaba un plan B de una. Y hasta que lo tengamos nos tomaremos un par de tragos para superar el susto.

Respecto al maquillaje y el peinado, esto no sería un problema. Mi tía es estilista profesional y confío completamente en sus habilidades. ¿Pero, qué pasa con el fotógrafo? ¿Tiene la disponibilidad? El vendría directamente de Santa Marta. Le llamamos y nos confirmó que podría estar con nosotros más temprano de lo planeado.

¿Y el altar?

El hotel había contratado a los decoradores para que hicieran el altar después del almuerzo, pero esto ya sería demasiado tarde, ya que queríamos que la boda fuese ahora a la 1 de la tarde. Ellos igualmente podrían llegar mucho más temprano y adornarían el altar. Ahora solo nos quedaba cruzar los dedos para que todo funcionara al otro día.

Después de toda esa emoción mi esposo y yo nos despedimos de nuestros invitados y nos fuimos temprano a nuestra habitación, pues quedaban muchas cosas por preparar. Teníamos que finalizar la decoración de mesa, los regalos para los invitados, y aparte de eso faltaba también inflar los globos para la hora loca. Por suerte mis tíos nos ayudaron con todo esto.

Llegó el día

De repente llegó la mañana siguiente, el gran día. Estaba bastante nerviosa y me desperté antes del amanecer. Caminé a la playa donde encontré algunos de los invitados. Y qué suerte tan única en ese día había un amanecer tan impresionante. 

Planeé empezar con mi peinado alrededor de las 11. Era temprano y después del desayuno tendría mucho tiempo libre, el cual fue acordado por jugar frisbee.

Corriendo por la plaza me distraje y terminé incrustándome un astilla de más de un centímetro de larga en el dedo gordo de mi pie derecho.  Empezó a sangrar y fue imposible extraerlo. Caminé como un pato a la dirección de la habitación de mi madre. Las mamás siempre están preparadas para todo. Y así fue. La mejor amiga de mi mama, una enfermara profesional me asistió con sus pinzas, un espray desinfectante y una cura. Claramente el plan frisbee se había acabado, así que me relaje en una silla de playa y esperé a que la sangre coagulara.

Después cuando empecé a prepararme, mi madre y mi tía me hicieron un poco de compañía y me ayudaron con mi cabello. Y entonces ya llegó el momento. Estaba escuchando la canción que había deseado para entrar (You are the reason – Calum Scott). Mi tío tomó mi brazo para acompañarme y caminamos hacia la playa. David estaba esperando con su mama cuando me recibió. En camino hacia allá sentí unas goticas en mi piel y solo rogaba que pudiesemos realizar la ceremonia sin un aguacero. Y así fue. 

El padre de David nos hizo una ceremonia tan magnífica, la cual fue traducida simultáneamente al alemán por una amiga de David. Esto emocionó por supuesto a todos los invitados que no hablan en español. 

Cerramos la ceremonia con la canción (Eres mio – Merengue Clásico) y todos los invitados hicieron burbujas de jabón al aire. Mientras la gente disfrutó el brindis nos apresuramos a la playa para hacer un par de fotos de recuerdo. 

Afortunadamente el fotógrafo tenía una asistente, quien fue responsable de la iluminación. Poco a poco empezó a oscurecerse. No pudo ser el atardecer porque habíamos adelantado la ceremonia. Miré al cielo y vi que encima de las montañas de la Sierra Nevada había grupo de nubes oscuras que se estaban moviendo en nuestra dirección, truenos y relámpagos empezaron a hacer vibrar el suelo y parecía que el apocalipsis se acercaba.

Después de 10 minutos haciendo fotos, el fotógrafo estaba más ocupado tratando de cuidar su equipo de la lluvia que de cualquier otra cosa. Había que terminar la sesión. Esto fue una pena, pues estas fotos son los recuerdos que guardas de los momentos especiales.

Regresamos al kiosco del restaurante para brindar juntos con nuestros invitados por nuestra felicidad. Mi pelo estaba completamente mojado, mi maquillaje se fue y mi ramo hizo algunas manchas verdes en mi vestido de novia. Excelente, la pesadilla de cada novia. Yo estaba tan emocionada por este día, quería sentirse como una princesa de cuento de hadas o por lo menos tener el aspecto de una de ellas y pasaba todo lo contrario. Me sentía como un perro mojado. 

¿Era un buen momento para hacer fotos de recuerdo con los invitados? ¡Para nada! Vaya, honestamente… ¿por qué no? ¿Por qué no hacer esas foto en este momento? Hay cosas en la vida que no se puede cambiar. ¿Por qué vivir en la expectativa de que todo va bien y sin problemas? Si veo las fotos hoy, mi cara se cambia en una gran sonrisa. Estuvimos mojados hasta los huesos y ya. Hacía calor y nos casamos en el puto caribe. No se puede casarse de una mejor manera. Entonces vamos, vamos a hacer los mejores fotos de recuerdo. 

En un momento noté que la tormenta se silenció. La lluvia bajó. Miré al cielo y vi un hueco pequeño sin nubes. Esa era la segunda oportunidad de hacer fotos de matrimonio en la playa.

Dejó todo y corrí rápido a mi habitación. Bueno tan rápido como fue posible después de mi accidente jugando Frisbee. Cálmate Bibi, no puedes perder esa segunda oportunidad. Llegando a mi habitación, me sequé el pelo y mi vestido que se volvió significativamente más pesado, arreglé mis ojos de mapache en ojos de una novia e hicimos nuestra segunda sesión de fotos en la playa con más tranquilidad. Por eso estoy muy agradecida porque las fotos salieron maravillosas. Un brindis por nuestro fotógrafo. 

A causa de la ceremonia adelantada había que improvisar un poco ya que fue imposible adelantar la cena pues los cocineros apenas estaban comenzando a preparar los platos. Aun así todos estaban de buen humor, bebieron apasionadamente vino, cerveza y whisky. Eso nos empezaba a preocupaba ligeramente. ¿Qué pasa si las bebidas se acaban antes de que empezamos a hacer la verdadera fiesta? Era solo las tres de la tarde. ¿Qué tal si los invitados caen borrachos porque a ellos les falta una base de comida en sus estómagos?

¿Entonces qué podemos hacer? Es demasiado temprano para comenzar con la hora loca, pero no nos podíamos quedar quietos. Así que abrimos la pista de baile con mi bachata favorita „No lo beses – Truhanes“ (LINK). Esta era la primera canción que bailé junto con David.

A los invitados les gustó tanto que David improvisó una pequeña lección de bachata para aprender los básicos. Tanto así que incluso el personal de la cocina hizo parte de la clase detrás del mostrador mientras la cena se estaba cocinando. Siguieron bailando mientras la lluvia se intensificaba más y más hasta que imitaba una cascada. 

La hora de cena se acercó y había que improvisar la decoración de mesa. Dentro del kiosco no había tanto espacio como en la playa, pero también resolvimos este problema. Mi decoración de mesa también encontró su camino a la mesa y todos tomaron asiento.

Una sorpresa de la que no tuve ni idea fue el discurso de mi mama. Se levantó y dio un discurso en español sin siquiera saber lo básico del idioma. Y con este discurso la mitad de la gente empezó a llorar. Dio el mismo discurso después en alemán para hacerle llorar el resto de la gente. 

Después disfrutamos una comida sobresaliente. Me gustó tanto que fui a agradecerle a todos en la cocina después de la cena.

Y luego llegó el momento de la hora loca. Algo completamente desconocido por los invitados alemanes. Sin embargo disfrazaron con mucho entusiasmo, bailaron, gritaron, cantaron y rieron. Así seguimos toda la noche. 

Asombrosamente fueron los invitados alemanes quienes sitiaron la pista de baile por horas. Sobre todo mi tía una mona de 1,80 de altura y más que 60 años con una energía de vida impresionante. Con esa energía sorprendió e impresionó en realidad a los colombianos. 

Y así la noche llegó a su fin. Los invitados desaparecieron gradualmente en sus habitaciones, los pasabocas tuvieron su gran momento al desayuno del día siguiente y yo también caí en cama muy cantada pero contentísima.   

Fue asombroso. Para mi fue uno de los mejores días de mi vida a pesar de todas las improvisaciones y toda la lluvia. Así fue y para mí fue la boda perfecta. Pasando el día con todos mis seres queridos. 

Espero que ese maravilloso día se quede grabado en las memorias de todos los que nos acompañaron. Estoy agradecida de esta experiencia, que probablemente nunca habría hecho si mi vida no me hubiera llevado a Colombia. 

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