Una antigua tradición de la época navideña son los mercados navideños. En su mayoría están ubicados en el centro de la ciudad y transforman las plazas centrales en mercados mágicos. Desde finales de noviembre hasta finales de diciembre las calles brillan. Se instalarán casetas y puestos decorados festivamente donde se puede comprar adornos navideños hechos a mano, gorros contra el frío, comidas, bebidas de la época y mucho más.
Cuando camines por las calles quedarás encantado con un dulce olor, porque la variedad culinaria también es gigante. Hay corazones de pan de jengibre, almendras tostadas y otros pasteles, la clásica salchicha alemana y, por supuesto, el típico vino caliente, que permite soportar el frío incluso a temperaturas bajo cero si lo sostienes con fuerza en las manos.
El vino caliente es un vino tinto caliente refinado con especias como canela, anís estrella, clavo, vainilla y naranja. También puedes pedirlo con ron o amaretto para que también te caliente por dentro.
La magia de los mercados navideños es difícil de describir. Probablemente tengas que experimentarlo al menos una vez para captar todos los olores e impresiones. La gente utiliza los mercadillos navideños para reunirse con amigos para una reunión social, para pasar una velada romántica con la pareja o para vivir un gran día en familia.
Para mí, los mercados navideños son una necesidad absoluta durante la temporada navideña, ya que los conozco y amo desde que era niña.
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